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La clave para sanar es...

Actualizado: 29 sept 2019

Lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo, para consumar el milagro de la Unidad. Hermes Trismegisto



En la medicina científica; teóricamente, se busca encontrar la causa de la enfermedad y actuar sobre ésta, ya sea en forma preventiva o en forma curativa. A través de la historia se han sucedido distintos paradigmas para entender la causa y tratar la enfermedad que fueron cambiando conforme las teorías y las técnicas avanzaban . Al principio estaba presente el paradigma del cuadro sintomático, luego, con las autopsias, se pasó al paradigma anatomopatológico. Después con la teoría del germen, se abrió la puerta al paradigma etiológico. Este fue un punto importante en el desarrollo de la medicina convencional ya que se comprobó de gran utilidad tanto para terapéutica como para prevención encontrar un agente etiológico y de esta forma establecer una causalidad directa y lineal de las enfermedades infecciosas. Con el surgimiento de este paradigma se dio paso a la era de los antibióticos y las vacunas; cuyos logros nadie puso en duda por algún tiempo hasta que su uso desmedido nos recordó que todo avance viene con un precio. Ante el éxito aparente de este paradigma; se intentó encontrar este mismo tipo de causalidad en todos los padecimientos. Sin embargo; se encontró que no era posible establecer causalidad clara en la mayoría de los casos de las enfermedades crónicas. Más aún; surgieron cuestionamientos a esta forma de entender la enfermedad a partir de una causa única y lineal hasta en las enfermedades infecciosas. ¿Por qué si dos personas habían estado en contacto con el mismo agente infeccioso sólo una se había enfermado? Por lo tanto; conforme pasaba el tiempo y las incongruencias de esta forma lineal de explicar la enfermedad se amontonaban, fue necesario complejizar la forma de entender la causalidad con modelos que hablaban de diferentes niveles de relaciones entre las causas y los efectos. Y poco a poco se fue dejando de hablar de causas para utilizar palabras como factores de riesgo y determinantes de las enfermedades.


Ante esta complejidad tan difícil de ver y entender, se vuelve necesario aceptar que la incertidumbre es un factor a tomar en cuenta para las decisiones médicas. Una de las formas en las que la ciencia ha intentado manejar la incertidumbre y la complejidad es la probabilidad y la estadística. Y así es como el paradigma médico actual es la medicina basada en evidencias. Al momento de intentar manejar la incertidumbre desde la ciencia, se le ha dejado las decisiones a los números y la estadística. Actualmente encontrar asociaciones estadísticamente significativas mediante un análisis de números nos da la pauta para establecer las causas, los diagnósticos y los tratamientos.


Un concepto que va unido al análisis estadístico, para poder manejar la complejidad y la incertidumbre desde este tipo de medicina es el concepto de normalidad. Aunque se acepta teóricamente que lo que es normal para una población puede no ser lo normal para un individuo; en la práctica no se hace mucho para diferenciar entre población y persona, desde esta perspectiva médica. La normalidad o sus acercamientos estadísticos se utilizan para tomar decisiones sobre una persona basándose en el comportamiento de una población. Por ejemplo; una presión arterial de 130/85 puede ser normal para una persona y una presión arterial de 120/80 puede significar hipertensión para otra persona cuya presión basal es de 90/60. Sin embargo; en medicina convencional se toma un corte ‘parejo’ sobre lo que es patológico y lo que no (quién es hipertenso y quién no) sin poder diferenciar entre características personales. La normalidad pretende homogeneizar la diferencia con el fin de poder manejar la complejidad de forma práctica, lo cual puede ser válido y útil hasta cierto punto. Sin embargo; en la realidad vemos que lo que pasa en un consultorio es que muchas veces no se diagnóstica y trata a una persona especifica sino a una cifra basada en una estadística poblacional. De aquí surge el problema imposible para la medicina convencional: ¿Cómo entender y manejar la complejidad representada en la salud-enfermedad a un nivel individual? ¿Cómo entender los síntomas y tratar a una persona en lugar de tratar cifras basadas en estadísticas poblacionales?


El principio de causalidad y el manejo estadístico de la incertidumbre mediante la normalidad y las inferencias han servido de algún modo para ‘entender y controlar’ la realidad y la naturaleza. Sin embargo; cada vez está más claro, incluso desde la ciencia, gracias a la relatividad, la teoría del caos y la física cuántica que la causa se complejiza y que las causas simples no funcionan para la naturaleza, para la complejidad de lo vivo. Las propiedades emergentes de los sistemas vivos nos enseñan que el todo es mucho más que la suma de sus partes. Por lo tanto; el análisis y el tratar de entender la complejidad separando parte por parte, órgano por órgano y especialidad por especialidad se queda muy corto, si lo que queremos es entender el proceso salud-enfermedad.


Y así nos planteamos el objetivo de pasar de la forma reduccionista de entender la realidad, la enfermedad o la persona; a la forma compleja de entenderlas o en otras palabras de un modelo linear a un modelo de dinámica de sistemas. En el primer caso se analiza, se estudia por partes, se hace énfasis en la objetividad y se buscan una lógica de causa y efecto; en el segundo caso se buscan relaciones de forma compleja, se buscan patrones, se busca el sentido y el significado de los procesos y se trata de entender el todo integralmente.


Afortunadamente el modelo médico científico convencional no es la única forma de entender la realidad ni la enfermedad. Podemos voltear a ver a tradiciones medicas antiguas orientales como ayurveda, medicina china tradicional o también occidentales como la alquimia o incluso medicina tradicional indígena para estudiar como ellos han abordado la complejidad y la incertidumbre. Sorprendentemente podemos encontrar grandes similitudes de fondo en las formas de entender la salud y la enfermedad a pesar de las distancias espaciales y temporales entre las distintas culturas. La forma en que todas ellas afrontaron la complejidad de lo vivo no fue tratando de entender el todo analizando y separando por partes ni dejándole a la estadística las decisiones; sino encontrando principios globales, o patrones, tanto en las personas como en las medicinas (plantas principalmente).


Al darnos cuenta que el universo es complejo y es más que la suma de sus partes; queda claro que no se puede entender desde el análisis, desde la separación, desde la causalidad lineal ni desde la ciencia materialista. El universo no sólo es materia también es energía. Por eso todos los antiguos que vivían en simbiosis con el mundo natural encontraron principios que gobernaban el universo, no causas lineales. Estas tradiciones vitalistas entendieron que toda la naturaleza es inteligente y lograron comunicarse con ella de diferentes formas y ser sus alumnos. De esta forma lograron encontrar en lo pequeño y en lo grande patrones y principios que les permitieron entender lo complejo. Estos patrones son los mapas de arquitectura energética del universo. Y mediante esta visión fractal pudieron observar patrones desde el nivel subatómico hasta el nivel astronómico y todo lo que se encuentra entre estos. Se trata de ese principio que desde la tradición hermética se expresa en: “como es arriba, es abajo”. Mediante estos patrones se logra hacer visible lo invisible, se logra encontrar lo que está pasando más allá del análisis y más allá de lo evidente.



Dependiendo de la cosmovisión de cada cultura se pueden encontrar diferentes tradiciones médicas y espirituales que han desarrollado formas de expresar estos patrones que la inteligencia del universo les comunicó. Para las tradiciones médicas estos patrones se veían reflejados en las personas a través de su constitución individual o a través de arquetipos. Las teorías constitucionales fueron entonces una de sus formas de resolver la complejidad y una forma de entender y darle sentido práctico a lo que la naturaleza les mostraba en forma de patrones. Y de esta forma la tradición de medicina ayurvédica habla de 3 doshas (kapha, pitta y vatta); la medicina de los griegos reconoce 4 humores, para las tradiciones indigenas los 5 puntos cardinales, para la medicina tradicional china los 5 elementos (agua, tierra, fuego, metal y madera) y así podemos continuar con diferentes culturas de diferentes eras.


De esta forma el entendimiento de la enfermedad depende del entendimiento del patrón de cada persona y no de una estadística poblacional. Es decir; en estos sistemas tradicionales no se tratan síntomas, se tratan personas. La diferencia es entre tratar un dolor de cabeza con analgésico, a tratar una persona con tipo pitta por ejemplo, con dolor de cabeza de características particulares que esta llevando un estilo de vida inadecuado para su constitución que le esta ocasionando ese dolor junto con una constelación de síntomas no solamente físicos. Y desde esta perspectiva no se daría el mismo tratamiento ni recomendaciones sobre estilo de vida iguales; a personas con distintas constituciones aunque presenten el mismo síntoma principal. Porque cada persona persona es diferente y por lo tanto tiene un punto de equilibrio diferente.


Estas teorías constitucionales tienen también la cualidad de poder encontrar correspondencia entre las dimensiones física, emocional y espiritual. Aunque algunas teorías están más enfocadas en una de las dimensiones que en las otras, como se habla el mismo idioma de patrones naturales universales, es fácil encontrar correspondencias entre lo que pasa en el cuerpo y lo que pasa en la mente o a nivel espiritual. Para los niveles más sutiles de la realidad (mente, alma) estos sistemas se basan en arquetipos para entender los patrones. Por ejemplo; para la astrología medica los 7 planetas antiguos (Sol, luna, marte, venus, júpiter, saturno y mercurio) y los 12 signos zodiacales son representaciones arquetípicas presentes en las personas que nos permiten entender la vida y sus procesos tanto a nivel individual como colectiva en un contexto universal y complejo. Dentro de estos sistemas es importante reconocer que los 4 elementos (aire, agua, tierra y fuego) son universales ya que se pueden encontrar como base de los patrones arquetípicos, energéticos y de constituciones en prácticamente todas las cosmovisiones; tanto orientales, indígenas y occidentales.


En estas tradiciones no hay una separación de la medicina con su forma de ver y entender la realidad, con su cosmovisión. Para saber qué remedio dar, primero debes de entender el origen del universo. Para entender a una persona debes entender el cosmos. Y para conocer el universo debes voltear a ver hacia dentro de ti. Al no haber una ruptura del conocimiento se puede entender al hombre y darle sentido a su enfermedad en todas sus dimensiones. Es decir; estos principios aplican tanto en lo físico como en lo psicológico como en lo espiritual y tanto en las plantas como en los planetas por lo tanto funcionan como un mecanismo de traducción entre los diferentes planos de la naturaleza. Entonces estos patrones o arquetipos nos permiten entender la complejidad y traducir entre diferentes planos y entre diferentes culturas. Por ejemplo; lo que para algunas culturas fueron los 7 antiguos planetas para otras culturas fueron los 7 chakras, o los cuatro elementos para unos, son los cuatro puntos cardinales para los nativos, o los cuatro temperamentos para los griegos. Y lo que en alguna persona se puede manifestar como un exceso de fuego, calor y energía, se puede ver en el planeta rojo, de la guerra, Marte y se puede también entender en una planta que refleja a este planeta como la ortiga cuya apariencia y característica es agresiva y que tradicionalmente es utilizada para sanar inflamación.


Con este sistema de constituciones, patrones energéticos y arquetipos se resuelve el problema de la incertidumbre y la complejidad de una forma simple y nos permite entender el proceso salud-enfermedad de cada persona respetando su diferencia y reconociendo que no es sólo un cuerpo físico (maquina) aislado del universo sino que es un cuerpo-mente-alma, inseparable del universo.

La propuesta aquí no es olvidarnos de todo lo avanzado desde la ciencia, ni olvidarnos del análisis; sino reconocer sus limitaciones y la oportunidad que nos da el poder complementarlo con el conocimiento tradicional. Este conocimiento de las tradiciones vitalistas nos permite entender la complejidad desde lo atómico hasta lo astronómico por medio de principios universales.

Por eso creo que la clave para entender tu enfermedad y de esta forma iniciar tu sanación es buscar y encontrar patrones en ti, en tu vida, en eso que te ha pasado una y otra vez, en tu enfermedad, en tus relaciones y en tus pensamientos. Estos patrones son representaciones de principios universales que se puede entender mejor utilizando sistemas constitucionales y sistemas arquetípicos como los que se han utilizado por miles de años en distintos sistemas médicos tradicionales. Esos patrones no sólo se manifiestan en las personas, también se manifiestan en las plantas y en los planetas, es decir, en lo micro y en lo macro. Por lo tanto, esos patrones no solo se encuentran en ti sino en la medicina que te va a regresar a tu equilibrio. De esta forma te entenderás como parte inseparable del todo y entenderás tu enfermedad como parte de tu evolución. Esta forma de ver la complejidad de la vida mediante patrones; nos permite entender el sentido profundo de nuestra enfermedad o crisis y poco a poco nos enseña el camino de vuelta al equilibrio. Esta es la clave para sanar.


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